Oda al papel higiénico

¿Bueno? Tal vez,

¿Malo? No lo sé,

Es el talante de tu corte,

la frialdad de tu piel,

Eres una almohada

que acomoda al parecer,

limpio, brillante, plateado,

medido y presto a la vez,

yo te uso, tú me compras,

él lo envuelve para mayor placer

y a posteriori todos listos

para disfrutar del buen comer…

¿ Quién eres ?

¿Eres bueno ? ,  ¿Eres malo ?,

No lo sé,

Soy sé que soy

un trozo de papel….

LA MEMORIA DE LO PERDIDO

Trovadora que siente océanos de letras danzando en melodía,
piélagos con sustancias de vino que recorren la savia de los olvidados,
ojos de búhos revive el tiempo perdido en la memoria de lo presente
que a sabiendas de lo arraigado coexiste en el tiempo olvidado.

Letras con esencia de Dios,
manos litúrgicas y solemnes llenan un mar de silencios,
sonidos con lágrimas de tango, zapateao taurino,
desdén en la memoria que fisgonea el énfasis del arcángel descuidado,
del espíritu bienaventurado que retorna en la mención de la poetisa sin voz.

Sueña Trovadora en la dulce conquista del mediodía,
en la mirada pérdida de su niñez más prematura,
a sabiendas de su enferma hipocondría no pierde la esperanza
de seguir danzando sonetos sin voz.

Mar con multitud a sal, surge albina el sazón de la arena,
sustancias de vino cortejan lápiz y papel,
media tarde de conquista a sabiendas
que el tiempo perdido es parte del olvido,
repara en las aguas, reflejos del Rocío,
espía el búho que chismoso acusona soplos de sonetos
en una niña que se hace mujer,
discordante por instantes,
madura por sus momentos,
es la Trovadora de los sueños malagueños,
tierra que la vio al amanecer,
para replicar en mar adentro
esas ansías de sentirse mujer,
no hay cortejo en mar adentro
ya llego el atardecer,
savia de la vida
con instintos de placer,
manos omnipresentes,
néctar taurino,
trovadora de océanos
en la memoria de lo perdido.